PACO ABADAL

Don Francisco Serramalera y Abadal, más conocido por Paco Abadal, fue un ferviente devoto del deporte en todas sus manifestaciones, habiendo sido uno de los más asiduos y tenaces practicantes del ciclismo en los últimos años del siglo XIX como corredor de la Sociedad de Velocipedistas de Cataluña y del Sportsmen Club de Barcelona.

Paco Abadal fue uno de los primeros industriales que, en Barcelona y en 1902 se dedicó al comercio e industria del automóvil, actividad que inició como razón social con el nombre de F. S. Abadal & Cª., establecimiento más conocido como Auto-Garaje Central, concesionario de La Hispano-Suiza, S. A., y almacenista de los neumáticos Michelín, además de otras marcas.

En 1906 fue pionero en la creación de una escuela de chauffeurs y es de suponer que la primera autoescuela de España tuvo su sede en Auto-Garage Central.

Al implantarse la locomoción mecánica tomó parte en las primeras carreras de automóviles que se celebraban en España, como en la primera y sucesivas ediciones de la Copa Cataluña, celebradas en el circuito del Bajo Penedés, en el período 1908-1912, época en la que Abadal, junto con corredores como Ráfols, Carreras, Marsans y Garriga fue el forjador de un movimiento pro automovilismo deportivo en el país, enfrentándose con los extranjeros Guiponne, Zuccarelli, Pilleverdier y Ravelli, que entonces eran los triunfantes ídolos en las competiciones catalanas.

La mayor parte de los anuncios de Hispano-Suiza aparecidos en la prensa estaban puestos por Francisco Abadal, será un entusiasta difusor de estos coches hasta la creación de su propia compañía. Deportista nato, no dudaba en acometer gestas deportivas a bordo de los Hispano-Suiza acudiendo a todo tipo de eventos. Tenía Abadal en su representación de Hispano-Suiza en Barcelona un importante taller en el que, aparte de realizar el mantenimiento de los coches, construía carrocerías.

Hispano-Suiza T-23 España Torpedo Abadal (1914)

Hispano-Suiza T-23 España Torpedo Abadal (1914)

ABADAL y Cia.

En el año 1912 Abadal, con la colaboración y asistencia técnica de Ateliers Adrien G. Piedboeuf, firma que luego fue continuada por la Societé des Automobiles Imperia, llegó a un acuerdo para que ésta suministrase los chais y motores de los nuevos Abadal y Cª, coches que fueron dotados de motores de cuatro cilindros de 80x150, de una potencia de 18-24 HP, así como de motores de 80x180, de 45 HP basados en los Hispano-Suiza. Uno de los elementos más característicos de los Abadal era su aerodinámico radiador en punta que aumentaba la superficie de refrigeración.

Abadal decidió realizar unas pruebas duras, verdaderamente deportivas, como la efectuada con un cuatro cilindros con el cual circuló por las rutas pirenaicas franco-españolas con exceso de carga, aceptando y ganando apuestas, cuyo coche, después de un rudo periplo, llegó fácilmente a París para ser exhibido en el Salón del Automóvil.

La barcelonesa revista ilustrada del motor, deporte y turismo Stadium, en su número 55 del 15 de noviembre de 1913 decía así:

“Es de justicia reconocer que la presentación de la nueva marca española en el Salón de París ha sido sensacional. En los contados meses que lleva de existencia se ha visto cruzar las carreteras españolas y extranjeras numerosos coches Abadal, dejando tras sí una estela tal de velocidad y de robustez así como una compresión estética imborrable por la belleza de sus líneas atrevidas y seductoras, capaz de encender en muchos el deseo de aprecia r de cerca y detenidamente, las condiciones excepcionales que en estos coches adivina la fantasía del que los ve cruzar antes sus ojos.

Nadie extrañará, pues, que los cuatro coches que figuraban en el stand de Abadal y Cía., y, preferentemente el precioso chasis y la elegante canoa-torpedo, carrocería Labourdette, hayan sido el blanco de las miradas del público inteligente y chic en el Salón de París y que los contratos de venta hayan correspondido, por su crecido número, a la expectación causada por esta joven marca, consagrada ya entre las primeras.”

En España, para demostrar la dureza y calidad de la marca, con un 45 HP recorrió más de 20.000 Km. contrastados por un control de técnicos ante cuyos componentes se desmontó completamente el motor del Abadal, comprobándose que estaba intacto, volviéndolo a montar, sin cambiar un solo tornillo.

Con la Gran Guerra Europea, al ser ocupada la nación belga por las tropas alemanas en 1914, se malogró aquel esfuerzo tan magníficamente emprendido y el señor Abadal tuvo que cesar en sus actividades industriales en el extranjero. Para paliar el problema, los responsables de Imperia trasladaron todos los materiales en stock a Barcelona e intentaron montar una unidad de fabricación de los chasis y motores en los talleres de la plaza Letamendi, pero los hechos se precipitaron y el proyecto tuvo que ser abandonado, de manera que en dichos talleres se trabajó sobre los Abadal y Cª hasta que se carrozaron todos los chasis en existencia, cesando a partir de dicho momento la producción de la marca Abadal, sobre finales de 1914.

Actualmente sobreviven tres automóviles Abadal 45 HP, uno en en América, otro se encuentra en le museo de Caramulo en Portugal y se puede ver en las siguientes imágenes..

Abadal 45 HP Torpedo (1914)

Abadal 45 HP Torpedo (1914)

Abadal 45 HP Torpedo (1914)

Abadal 45 HP Torpedo (1914)

Abadal 45 HP Torpedo (1914)

El tercero pertenece a un coleccioista privado de Cataluña y se puede ver expuesto en el mNACTEC (Museo de la Ciencia y de la Técnica de Cataluña). Tiene carrocería Coupé de Ville Landaulet como se puede apreciar en el dibujo de abajo.

Abadal 45 HP Landaulet (1914)

Abadal 45 HP Landaulet (1914)

Casi simultáneamente a la reincorporación de la construcción de vehículos en España, don F.S. Abadal resolvió instalar unos talleres para la manufactura de carrocerías y, uno de sus primeros éxitos fue el pedido que le formuló la Real Casa española para que carrozara seis chasis de turismo Hispano-Suiza, para el uso personal del monarca y sus servicios palatinos.

ABADAL-BUICK

Cesó luego don Francisco Abadal en la fabricación de su marca homónima, pero en 1916 asumió le cargo de representante general para España del automóvil norteamericano Buick, que se construía desde 1903, y lo introdujo rápidamente en nuestro país, bajo el lema de cuando se construyan mejores coches, Buick los superará. Gracias al señor Abadal entró por las aduanas nacionales doble cantidad de coches Buick que de las demás marcas similares.

No satisfecho con ello, en 1918, comenzó a emplear chasis de dicha marca equipados con el granítico motor canadiense Buick, de seis cilindros, de 85x114, dando a conocer la nueva marca resultante: el Abadal-Buick.

Para ello alargaba los bastidores, cambiando los radiadores originales por otros más perfilados, planos, e incluso con algunos terminados con ángulo frontal tipo Coupe-vent, reformando capots y cambiando faros, dotándolos, además de otros faros complementarios más pequeños de carácter auxiliar y sustituyendo las ruedas clásicas de radios de madera de roble por otras metálicas.

Transformó incluso las ballestas para proporcionar mejor estabilidad y una suspensión suave al vehículo, trucando los motores, como anteriormente había hecho con algunos Hispano-Suiza y disponiendo las cajas de velocidades con distintas relaciones de puente.

Uno de ellos es el célebre Abadal-Buick Centella, bólido que brilló en su día en manos del propio Paco Abadal o de Pascual Sogas en la madrileña Cuesta de las Perdices y en la Copa Ordal. Este modelo es el incluido en el siguiente dibujo.

Abadal-Buick Centella (1919)

Abadal-Buick Centella (1919)

Con prototipos del coche Abadal-Buick, que se construyó en Barcelona hasta 1923, se participó en varias competiciones deportivas. Sus velocidades eran altas, alcanzaban los 100 Km/h en subida y en alguna ocasión, en llanura, llegaron a superar los 140 Km/h, ganándose primeros puestos en carreras de montaña como en la subida de la Cuesta de las Perdices, en las inmediaciones de Madrid; Cuesta de la Reina en Málaga y Cuesta del Ordal, en las cercanías de la capital catalana. Actualmente el CASC (Colección de Automóviles Salvador Claret) conserva una réplica de un ejemplar de esta marca.

En el LeMay America's Car Museum de Tacoma (Washington) se conserva el Abadal-Buick representado en el siguiente dibujo, carrozado por la casa Abadal en 1920, y que forma parte de la colección del museo desde el año 2000.

Abadal-Buick Coupé de Ville Cabriolet (1920)

Abadal-Buick Coupé de Ville Cabriolet (1920)

Después, Abadal cesó en la representación del Buick, pues simultaneaba la comercialización de dicha marca con la construcción del Abadal-Buick.

IMPERIA-ABADAL

En 1920 se llegó a un acuerdo entre la firma belga Impéria y la española Abadal para fabricar y carrozar automóviles en las instalaciones de la primera en Bélgica. A diferencia del acuerdo anterior de 1912 en el que los vehículos se carrozaban en España. A finales de 1921 la marca acudió al Salón del Automóvil de París en el que dio a conocer el nuevo 40-50 HP de ocho cilindros. Debido a la situación económica adversa (subida de impuestos, depreciación de la peseta, inseguridad política...) la casa Abadal decidió no importar los automóviles fabricados en Bélgica a España.

En 1923 los responsables de las firmas Impéria y Abadal se percataron de que sus métodos de fabricación estaban obsoletos y que debían producir modelos más utilitarios y de fabricación con menor plazo de entrega y desligaron el apellido Abadal. Se estima en cerca de 200 el número de automóviles Impéria-Abadal producidos

ABADAL-HUPMOBILE

Con posterioridad, Abadal aceptó otras representaciones de automóviles, como el Hupp americano, producto de la Hupmobile Motor Company, aparte de otras sucesivas o simultáneas representaciones, como las del Nash, del Rugby y del Lafayette, los tres también americanos; del checoslovaco Skoda, del inglés Triumph, así como del tan popular francés Peugeot. Prosiguiendo a la vez su labor como carrocero de alta calidad en sus antiguos locales de la carretera de Sarriá y su Auto-Garaje Central, habiendo ampliado sus negocios con salón propio de Exposición, disponiendo en conjunto de espacio para poder custodiar más de 300 vehículos.

Y, finalmente, como constructor, en 1930, realizó su última tentativa, dando a conocer, nuevamente su veterana marca patronímica, un soberbio Abadal, prototipo que a tal efecto planificó, a base de un tres litros y medio, como motor importado, marca Continental, de ocho cilindros en línea, bajo cuyo modelo lanzó ejemplares muy dignos de ser comparados con los grandes y mejores coches americanos de su tiempo.

Extraido de:
La firma Abadal. Aportaciones a la automoción - Bernardo Valadés Ed. ACPA
Historia del Automóvil en España - Joaquín Ciuró Ed. CEAC.


 

ENLACES: